Anscari Morera parte 1

En estos artículos, exploraremos cómo el desarrollo personal puede transformar una vida. A través de alguna experiencia vista desde un enfoque holístico, puedes aprender a conocerte mejor y a vivir con mayor bienestar a pesar de los contratiempos.

Anscari Morera

11/11/20255 min read

Transformación personal

Anscari Morera

Anscari Morera

Mi pequeña historia… PARTE 1

Llegue a este mundo en el 1990, y tras pasar unos años en un pueblo de muy pocos habitantes, dónde recuerdo vagamente pero con una sonrisa la libertad de corretear por sus calles, saludando a los pocos vecinos que sin compartir apellidos en realidad eran casi familia, sobre el 1993 nos trasladamos a una casa en la que la segunda planta se había convertido en un piso. Tenía un gran jardín en el que empecé a ir con mi primera bicicleta, recuerdo ese pequeño Anscari feliz, simplemente jugando a hacer castillos con la arena y el agua. No era mal sitio, duró lo justo para cogerle algo de cariño y al cabo de poco tiempo mudarnos a un piso, todo cerca de Barcelona. Una vez allí mis padres se separaron,yo tenia 5 años y la verdad que no me sentó muy bien (si es que a alguien en algún momento le puede sentar bien que sus padres se separen). Emocionalmente puedo decir poco de mi existencia hasta entonces, considero que fui un niño muy feliz hasta entonces, o así lo recuerdo yo.

Pero, sin querer culpar a nadie, a partir de entonces todo cambió. Cuanto tiempo estuve internamente realmente enfadado no lo recuerdo, porque de golpe, siendo ya bastante más consciente, mi vida empezó a estar formada por una lluvia de cambios y estímulos impredecibles todavía más trascendentales y que me enfadaban más y más. Mi padre se fue a vivir con su madre, así que cada fin de semana hacía un viaje de aproximadamente una hora, para dormir una noche en su nueva casa. Tenia más contacto con mi abuela de Granollers, una señora mayor, de la vieja escuela, que si hacia falta te daba “un buen tirón de orejas” mientras gritaba: Anscari Per favor, ¡Prou!. (Estés donde estés, nunca te dije suficiente lo mucho que te quería, te quiero, y te querré.) Por suerte he aprendido de ello, e intento “que no se quede ningún te quiero en el tintero”.

Ella, tenia un terreno con un pequeño apeo, para que nos entendamos, una casa para guardar las herramientas con una pequeña cocina con chimenea junto a un huerto. Aunque a veces se quedaba a dormir allí, vivía en el pueblo de al lado, en una casa apareada de la que todavía pagaba las letras de la hipoteca gracias a lo que recolectaba de ese huerto, del cual vendía sus frutos a los vecinos, y complementando la ayuda de las pagas pertinentes por parte del estado, propias de su edad, jubilación y viudedad. Mi madre, fue a vivir a casa de una amiga y trabajaba en el bar de abajo, que también era de esa amiga y su pareja. Tenían una hija de mi edad, pero iba al colegio de al lado, no al mismo que el mío. Nos hicimos muy amigos de todas formas, pasábamos las tardes jugando y divirtiéndonos investigando el mundo como cualquier niño de esa edad supongo, tengo muy buen recuerdo aunque ahora no lo parezca y ya no hablemos, ya que cada uno siguió su vida una vez me fui a vivir definitivamente con mi padre, y mi madre cambio de piso de nuevo, para irse con otra amiga cuya hija era bastante más mayor que yo, pero me hice amigo de ella y sus amigos rápido igualmente.


Cambie de colegio durante esa época, sobre el 1997, despidiéndome de todos mis amigos y empezando una nueva vida en la nueva casa de mi padre, que todavía vivía con mi abuela. Digo todavía porque a los pocos años se fue a vivir, con su nueva mujer, la madre de mi hermano pequeño. El mejor regalo que me pudo hacer, te quiero Joel. Mi padre, estuvo en casa mientras abría una inmobiliaria en un pueblo de al lado, ganó bastante dinero, y pase mi juventud sin lujos, pero junto a unos amigos que a día de hoy, sigo considerando mis hermanos como si fueran de sangre, os quiero y lo sabéis aunque a veces no lo demuestre lo suficiente, a día de hoy también intento deciros más que os quiero.

Cuándo vives el momento, quizás no te das cuenta, pero por alguna casualidad, creo de corazón que vivir este momento es lo único real. Tener la capacidad de recordarlo, y estar agradecido de cada momento vivido, puede ser una ventaja, ya que nos podemos provocar sentir bienestar de una forma rápida y efectiva, pero no siempre sabemos cómo ni cuándo hacerlo, ni si lo hacemos demasiado o lo suficiente. De todas formas agradezco poder recordar mi infancia, y después de haber entendido que haberlo vivido es lo único real que puedo agradecer de verdad que haya pasado, porque me ha traído aquí, cada vez que lo pienso me llena de amor. “Así que intento agradecer con amor sincero cada momento, simplemente por poder estar vivo para sentir-lo”. Y estos que estoy nombrando como (definiendo creo como, tengo fe sincera en este momento, pero como posible duda en el caso que aparezcan datos nuevos que lo rebatan). Creo que me gustan, y ahora, creo que no puedo hacer nada mejor que recordarlos durante un pequeño instante, y “sentir todo ese Amor real y sin barreras, que me transmiten”.


Volví a Vilafranca el verano de 2004, una época algo más complicada. Después que mi padre se trasladara a vivir al lado de la nueva inmobiliaria, estando su nueva mujer embarazada. A mi me toco quedarme en casa de mi abuela, la cual hacía lo que podía para mantener la casa, el huerto, su vida y siendo yo un poco demonio, cuidar de mí. Dándome amor todos los días, preocupándose de que comiera, tanto como pudiera "Y un poquito más" o "una miqueta més", como decía ella. Nunca estaré suficiente agradecido, aunque ahora mismo, sinceramente me llene el pecho de agradecimiento al recordarla.

Repetí tercero, mi padre vivía en otra casa y no podía ir a vivir con él. Y la diferencia de edad, horarios, y ambiciones típicas de un adolescente, me fuí a casa de mi madre, para hacer por segunda vez, tercero de la E.S.O. Una vez allí, mi madre se había juntado con un chico de manera estable, después de pasar por un maltratador físico y mental, entre algún novio esporádico, parecía que había encontrado un buen hombre, o alguien con quien mantener una relación estable por lo menos. Desde aquí os mando a todos un fuerte abrazo, se que hacíais lo que creíais que debíais hacer, y si algún día “despertáis”, se que algunos podrán sentir el mismo amor que siento yo, y según sus propios actos, arrepentirse o no, o peor aún, seguir durmiendo hasta el día que miren atrás, cuando vean su muerte, y no haber salido del dolor, de no ser consciente del placer que puede ser cualquier vida. De entender desde el corazón, sin barreras mentales egoicas, “la gran suerte de estar simplemente vivos”.

Fin parte 1. Gracias por la lectura. Att. Anscari Morera.

Continuará...